No es necesario saber que en estos últimos años cualquier persona tiene un móvil en su bolsillo, o tampoco hay que saber que con un solo “click” y un poco de paciencia tendremos nuestro spinner de MARVEL que tanto deseábamos, gracias a Amazon. Hemos creado hasta otro tipo de moneda, y esta es digital. ¿Pero nos beneficia ese tipo de globalización o nos perjudica?.
La constante creación de nuevos móviles nos produce desprecio por el que tenemos y admiración para el que vendrá, aun que después no lo compremos. Todo se hace a través del móvil, ver videos, buscar información, compra por internet, etc. La moneda digital llamada Bitcoin equivale a 2323,23€, con la que uno ya puede comprar y vender con ella.
Esta globalización tiene sus ventajas y sus desventajas, alguna de sus ventajas puede ser el simple hecho de coger tu móvil y saber lo que pasa en cualquier parte del mundo, puedes preguntar por distintos sitios que sitio está bien para cenar y cual no, se descubren mejoras tecnológicas. Pero no todo es bueno algunas desventajas pueden ser tales como que todo el tiempo estemos dando información nuestra a las empresas y así ellas conseguir llamarnos la atención con anuncios de lo último que hemos mirado, la gran mayoría del tiempo estamos controlados, mal uso de la información, manipulación de la información, influencia ideológica. Hemos ganado en rapidez y en información pero hemos perdido privacidad.
Esta nueva globalización del siglo XXI no se va a quedar en esto, con el tiempo habrán más ventajas y más desventajas, pero , ¿serán mejores o peores?, esta pregunta solo tiene una respuesta y es la de esperar a los acontecimientos.
Habrá mucha gente que le guste y a otras que no, pero hágase esta pregunta, ¿sin la globalización digital, podría estar leyendo esto?
Usted tiene dos opciones, la primera es ver videos en YouTube, o hincharte a ver series con NETFLIX, ir a una tienda para comprarte un spinner de MARVEL. O al igual que Bogart, en “Casablanca” y su “siempre nos quedará París”, a nosotros nos quedará un buen libro, o eso esperamos.
Emilio Altur