Otro año más se acercan ya las fiestas de navidad. Respecto a la parte religiosa de todo este embrollo, me temo que hay poco por decir: tradiciones basadas en personajes míticos de la religión, en los que puedes creer o no, que a lo largo de los años se han ido transformado en lo que son hoy, un camino directo al consumismo compulsivo, claros ejemplos son: Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año nuevo,… pero por encima de todo, los regalos navideños.
Llegados a este punto, me pregunto ¿cuándo se convirtió la Navidad en un negocio? o ¿dónde quedó el verdadero espíritu de esta?
Esto también hace que nos incorporemos a tradiciones que ni siquiera son nuestras, por ejemplo el “Black Friday” llegó a España, para quedarse, hace un par de años y lo mismo digo de Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás que nos presentó amablemente Coca-cola y todas las tiendas lo aceptaron con gusto, a partir de ahí comenzó a ser un negocio masivo.
Si mal no recuerdo hace unos pocos años en España sólo estaban los Reyes Magos, una fecha única (6 de enero), en la que los niños españoles esperaban sus regalos ilusionados, hasta que llegó Papá Noel que con los años ha adquirido la misma importancia que nuestra tradicional fiesta.
Me da igual si la gente cree o no, si celebra una fiesta u otra eso es lo menos importante, con esto no estoy diciendo que no debemos comprar regalos ni nada parecido, sino que deberíamos hacerlo con un poco más de cabeza.
Claudia Asensio.