LA DISTORSIÓN DE LA REALIDAD EN LAS REDES SOCIALES: ¿HASTA DÓNDE LLEGAN LOS FILTROS?

Vivimos en una sociedad donde la imagen lo es casi todo. Solo con abrir Instagram o TikTok ya encuentras caras perfectas, piel sin imperfecciones y sonrisas que parecen sacadas de un anuncio. Y aunque todos sabemos que los filtros existen, muchas veces olvidamos que cambian la realidad.

No solo es jugar con un filtro divertido o ajustar un poco la luz. El problema aparece cuando los filtros se usan para crear una versión falsa de nosotros mismos. Narices más finas, ojos más grandes, mandíbulas más marcadas… En solo unos segundos, una aplicación convierte a una persona normal en alguien que ni ella misma reconoce. Y lo que preocupa no es la tecnología, sino lo que provoca: inseguridad, comparaciones y una insatisfacción que los likes no paran.

Es normal querer salir bien en una foto, pero ¿para qué sirve vernos bien si nos dejamos de aceptar como somos? Las redes, en lugar de conectar personas reales, muchas veces terminan enseñando vidas que realmente no existen. Y si todo lo que vemos es una perfección falsa, ¿cómo no vamos a sentirnos mal con lo real?

No digo que haya que eliminar todos los filtros, pero sí creo que deberíamos usarlos con más conciencia. Mostrar una versión más real de nosotros mismos no es solo para quedar bien o ser honesto, sino también para resistirnos a una cultura que todo el rato nos dice que no somos suficientes.

Bruno 4º ESO

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