La actual sitiación energética e la humanidad, ha llevado en los últimos años, en Estados Unidos, y actualmente España, a considerar la utilización del Fracking para extraer petroleo o gas y reducir la dependencia energética del exterior.
Se trata de la la inyección a presión de algún material en la roca madre (Pizarra y esquistos), para ampliar o aumentar las fracturas existentes, favoreciendo la salida hacia el exterior, de petróleo o gas. Habitualmente el material inyectado es agua con arena (98%) y productos químicos (2%), aunque también se pueden emplear espumas, gases o uranio.
Este fenomeno apareció en Estados Unidos, ya que en 1970, la producción de petróleo en este país llegó a su pico, porque no puede producir más, pero la demanda sigue aumentando, haciendo que cada vez sea más caro. El Fracking aparece como posible solución para extraer petróleo y gas de lugares de los cuales no se podía extraer con otras técnicas, siendo además fuente de riqueza y empleo.
A pesar de que esta técnica puede atraer mucho beneficios en el ámbito económico y laboral, los posibles efectos negativos son también importantes.
Existe una gran alarma sobre el posible impacto ambiental derivado de esta técnica por los residuos que genera, ya que, además de un alto consumo de agua dulce, al juntarla con la arena y productos químicos para la inyección, también se produce una gran cantidad de agua residual que hay que eliminar, por no hablar de las posibles fugas y contaminación del terreno, de pozos y de aqüíferos subterraneos o la emisión de gases de efecto invernadero, también hay riesgo sísmico, sobre todo si se practica cerca del borde de una placa tectónica, lo que puede conllevar a una alteración del paisaje y del terreno.
En España, a principios del año 2013, se presentaron 86 proyectos de Fraking y se ha aprobado en el senado el anteproyecto de ley, que autoriza la práctica del fracking en toda España, con supervisión y control, por lo que el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente ha propuesto dar salida a los 10.000 e expedientes que actualmente se acumulan esperando resalución, con el consiguiente rechazo de las organizaciones ecologistas y decenas de ayuntamientos y diputaciones.
Nos encontramos ante un importante dilema, dados los grandes beneficios y los enormes perjuicios que esta técnica conlleva. Por ello deberíamos ser exigentes, quizás no parece mal la práctica de esta técnica, lo que nos parece mal es que se practique por todos lados. Si se establecieran unas normas muy fuertes a favor de la salud, respecto al Fracking, y puntos específicos donde fracturar para sacar gas y petróleo, tal vez se encuentre un equilibro entre la salud, la sociedad, la economía, habrá riqueza, la gente no se morirá antes por inhalar gasas tóxicos. Se trata de establecer un equilibro entre la sociedad.